Escuchar es uno de los secretos básicos para entrar en el templo de Dios. Escuchar significa pasividad. Escuchar significa olvidarte de ti completamente. Sólo entonces puedes escuchar. Cuando escuchas atentamente a alguien, te olvidas de ti mismo. Si no te puedes olvidar de ti mismo, nunca escucharás. Si eres demasiado auto consciente de ti mismo, simplemente aparentas que estás escuchando, pero no escuchas. Puedes asentir con la cabeza; puedes algunas veces decir sí o no, pero no estás escuchando. Cuando escuchas, tú te conviertes simplemente en un canal, en una pasividad, en una receptividad, en una matriz: te vuelves femenino. Y para "llegar", uno tiene que volverse femenino. Tú no puedes llegar a Dios como invasor agresivo, como conquistador. Solamente puedes llegar a Dios... o es mejor decir: Dios puede llegar a ti solamente cuando eres receptivo. Cuando te conviertes en Yin, en una receptividad, la puerta se abre. Y tú esperas. Escuchar es el arte de volverse pasivo.