La última vez que abandonamos el cuerpo que ocupábamos estuvimos viajando por nuevos espacios infinitos y pudimos conocer a fondo todos los niveles de la actividad humana. El Rayo de la Muerte reduce al llamado hombre, a una simple quinta esencia molecular, reduce a cenizas al cuerpo humano. Lo que continúa es la esencia, es decir, el fantasma del muerto que vive normalmente en el mundo molecular. Los átomos del cuerpo vital nos hacen vibrar intensamente.
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